lunes, 4 de enero de 2016

NOTAS PARA EL RECUERDO... HOY...DON ERNESTO DUCHINI.

“Mi principal virtud fue saber elegir, lo que es una gran ventaja cuando se trabaja en divisiones inferiores. Al plantel argentino campeón mundial juvenil en Japón en 1979 lo formé con mucho tiempo, luego de recorrer casi todo el país”. 
20 años consecutivos, desde 1954 hasta 1974, estuvo a cargo de las selecciones juveniles.
Ernesto Emilio Duchini nació en Barrio Norte el 10 de noviembre de 1910, pero se crió a partir de los 8 años en el barrio de Chacarita. Comenzó a jugar a los 12 en las divisiones menores de Pequeño Alumni y tres años más tarde llegó a Chacarita Juniors, donde debutó en primera en 1928. Con la camiseta del Funebrero jugó 145 partidos y marcó 5 goles en 10 años; luego inició su carrera como entrenador, debutando en 1939 con Chacarita y desde 1943 lo hizo como técnico de juveniles de River, San Lorenzo, Independiente y Racing, pero nunca dejo de colaborar con Chacarita.
En el fútbol argentino se lo conoció como un gran formador de talentos, pero sobre todo le destacaron su capacidad para saber elegir futuros cracks. Duchini tenía un “ojo clínico” para encontrar esas joyas tan preciadas. Por este motivo, además de su gran conocimiento y experiencia en las divisiones formativas, fue convocado en 1954 como entrenador de las selecciones juveniles. El cargo lo ocupó durante veinte años consecutivos, durante los cuales obtuvo un torneo Preolímpico (1964 en Perú) y ganó dos Juegos Panamericanos (1955 en México y 1959 en Estados Unidos). En 1974 continuó como asesor de las selecciones juveniles y colaboró con César Luis Menotti en la formación de los equipos que ganaron el Torneo Esperanzas de Toulón de 1975 y el Mundial Juvenil de Japón de 1979.
Al respecto, Duchini decía: “Mi principal virtud fue saber elegir, lo que es una gran ventaja cuando se trabaja
en divisiones inferiores. Por ejemplo, al plantel argentino campeón mundial juvenil en Japón en 1979, con César Luis Menotti, lo formé con mucho tiempo, luego de recorrer casi todo el país. Y fue tan bueno que todavía se recuerda”, dijo el gestor de aquel fantástico conjunto que integraban, entre otros, Diego Maradona, Ramón Díaz, Juan Barbas y Gabriel Calderón. “Yo lo armé, pero fue Menotti quien lo dirigió y lo condujo al título mundial”, reconoció más de una vez, dejando entrever otra de sus grandes cualidades: la modestia. 
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El maestro y el alumno. Ernesto Duchini junto a José Pekerman, quien muchos años después continuó con su legado en las juveniles.
A la derecha, se lo ve luciendo la camiseta de Chacarita,donde jugó 10 años.
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A pesar de tantos éxitos, jamás se explicó cómo el seleccionado argentino pudo haber quedado eliminado de los Juegos Olímpicos de Tokio 1964. “Esa selección tenía, por ejemplo, a (Agustín Mario) Cejas en el arco y a (Roberto) Perfumo y (Andrés) Bertolotti en la zaga central. Pero nos eliminó Japón y me provocó la mayor amargura de mi carrera deportiva”, aseguró.
Fue su victoria pendiente, según lo aclaró en varias oportunidades, ya que bajo su batuta los seleccionados juveniles perdieron solo cuatro partidos en las trece temporadas abarcadas entre 1952 y 1964. Duchini falleció el 19 de marzo de 2006, a los 95 años, en el Hospital Pirovano de Buenos Aires. Al año siguiente inauguraron en Costa Bonita (Necochea) un campo deportivo que lleva su nombre. Además, en Villa Constitución (Santa Fe) se encuentra una academia de formación de jugadores también con su nombre. El Maestro, como muchos le decían, tuvo en sus juveniles dirigidos los hijos que la vida se negó a darle.
EN EL RECUERDO AQUEL ESCRITO EN EL DIA LOS ANDES...
Martes, 24 de julio de 2007

Desde Diego hasta nuestros días



Las luces de Diego Maradona empezaron a encandilar al mundo el 7 de setiembre de 1979, en Tokio, día de su primera gran obra con la camiseta celeste y blanca. Hoy, cuando la mirada retrospectiva encuentra varios hitos brillantes, aquélla aparece como la piedra fundacional de una tradición perdurable. Ese triunfo en el segundo Mundial juvenil de la historia de la FIFA-por entonces no se los denominaba oficialmente Sub 20- inauguró una secuencia exitosa que, tras un paréntesis de 16 años, resurgió con la impronta de José Pekerman, continuó en 2005 con Francisco Ferraro y, por último, repitió Hugo Tocalli en tierra canadiense.

En el primer logro en los juveniles fueron Diego, Ramón Díaz, Juan Simón, Juan Barbas, Osvaldo Escudero y otros, surgidos de la búsqueda paciente y sabia de don Ernesto Duchini y conducidos en Oriente por César Luis Menotti.

Pero para que se diera una continuación digna de ese semillero hubo que esperar ocho mundiales más. En Qatar, en 1995, un silencioso José Pekerman, comenzó a impregnar de su estilo a la categoría; Juan Pablo Sorín levantó el trofeo en Doha después de un triunfo 2-0 ante Brasil, consumado por chicos como Ibagaza, Coyette, Joaquín Irigoytía y Leonardo Biagini.

Dos años después, en Malasia, fue la hora de la ratificación con un equipo que se consagró tras vencer a Uruguay por 2 a 1 en la final del Mundial. Riquelme, Pablo Aimar, Esteban Cambiasso, Walter Samuel y Bernardo Romeo lideraban esa generación con mucha proyección.

En 2001, otra vez con Pekerman, esta vez en casa, la Argentina era la favorita por su condición de anfitrión.Javier Saviola, Fabricio Coloccini, Leandro Romagnoli, Maximiliano Rodríguez y Andrés D'Alessandro, entre otros, no fallaron.

En Holanda 2005, los más frescos continuadores de la dinastía de campeones fueron los Messi, Zabaleta, Gago, y el mismo Agüero. De la mano de un rendimiento excepcional de Lionel Messi, fue el primer título mundial para la Argentina en Europa.

Con un estilo propio, pero con la mística que se forjó hace más de un cuarto de siglo, los chicos dirigidos por Tocalli celebraron en Canadá y se dieron el gusto de continuar una larga historia de títulos y alegrías en esta categoría.

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